La AJB rinde homenaje a las y los abogados víctimas del terrorismo de Estado en nuestro país, secuestrados, torturados y asesinados por ejercer la defensa de las y los trabajadores.
jul 6, 2020
Entre el 13 de junio y el 13 de julio de 1977, Norberto Centeno, Salvador Manuel Arestín, Raúl Hugo Alais, Camilo Ricci, Carlos A. Bozzi, José Verde y su esposa, Tomás J. Fresneda y María de las Mercedes Argañaraz de Fresneda -embarazada de cuatro meses-, María Esther Vázquez de García y su esposo Néstor Enrique García Mantica, fueron secuestrados y llevados al centro clandestino de detención “La Cueva”. Ubicado en el viejo radar de la base aérea de Mar del Plata, sobre la Ruta Nacional N° 2 y lindante con el aeropuerto, allí fueron mantenidos en cautiverio y sometidos a torturas. Solo sobrevivieron el Dr. José Verde y su esposa Ana de la Arena, Camilo Ricci y Carlos Bozzi.
José “Pepe” Verde trabajaba como Secretario del Tribunal de Menores de Mar del Plata y había sido secretario General de la Departamental Mar del Plata de la AJB hasta que fue exonerado del Poder Judicial en abril del 1976 por su actividad sindical, ejerciendo al momento de su secuestro la profesión de abogado.
Por tratarse de presas y presos políticos que en su mayoría eran abogados laboralistas, los verdugos denominaron a esta acción represiva como la “Noche de las Corbatas” y es en memoria de las víctimas de este suceso que se conmemora en nuestro país el día de las y los abogados víctimas del terrorismo de estado.
“Estos abogados no sólo fueron valientes profesionales dotados de una indiscutible capacidad técnica, sino que además estaban identificados con el interés de la clase trabajadora a la cual asesoraban, representaban y acompañaban en sus luchas. Esta combinación de convicción ideológica, coherencia y eximia práctica profesional los convirtió en un grave problema para el poder económico y su desaparición física fue uno de los objetivos del plan de exterminio”, expresó Mariano Fernández, secretario de Derechos Humanos de la AJB.
Otro ejemplo de abogado laboralista identificado con la clase cuya actividad marcó su destino, es el del olavarriense Carlos “el Negro” Moreno –secuestrado, torturado y luego asesinado en mayo de 1977-, quien derrotaba permanentemente a la empresa Loma Negra en la justicia laboral por los efectos nocivos de la actividad para la salud de las y los trabajadores cementeros. Además debemos recordar a Nicolás “Tito” Battaglia o al actual camarista Luis Rafaghelli entre otros, que también padecieron la persecución, el secuestro y la tortura por defender a las y los trabajadores.
“En la mezcla de sensaciones que genera reflexionar sobre estos hechos, es imposible no pensar en la complicidad del Poder Judicial con el terrorismo de estado, aquí reflejada en la omisión del juzgamiento al juez marplatense Pedro Hooft, imputado penalmente por su actuación complaciente con los ejecutores de la fatídica Noche de las Corbatas en la investigación de estos hechos”, señaló Fernández.
“También imaginar cuál sería nuestra realidad laboral como trabajadores y trabajadoras judiciales si Arestín, Centeno, Candeloro, Moreno, Alais, Fresneda, Verde hubieran integraran la Suprema Corte bonaerense. Es difícil imaginarlos en un rol patronal, pero aún así seguramente no sufriríamos descuentos por medidas de fuerza ni sumarios motivados en nuestra actividad gremial; tendríamos un convenio colectivo de trabajo, y en un contexto de pandemia como el actual se respetarían a rajatablas las normas de seguridad e higiene en aras de proteger la salud y la vida de nuestras compañeras y compañeros”, finalizó.